¿Trabajar desde casa o trabajar presencial? ¿Qué podría ser mejor para nuestro bienestar personal y laboral? ¿Cuál es la modalidad ideal para el futuro del trabajo?. Ese es el dilema que enfrentamos desde que en la pandemia tuvimos muchos la oportunidad de seguir trabajando desde nuestros hogares. Algo que sin duda trajo ventajas como no pensar en que me voy a poner, no tener que lidiar con el tráfico de las horas pico y un mejor aprovechamiento del tiempo. Pero que por otro lado, redujo las posibilidades de interactuar con los equipos de trabajo, compartir ideas y nos limitó, de cierta manera, el entorno y con ello la creatividad.
El futuro del trabajo y la modalidad que la empresa y el empleado elijan depende de varios factores, incluidas las necesidades de la empresa, la naturaleza del trabajo y las preferencias individuales. Ambos enfoques tienen sus propias ventajas y desventajas.
Es gratificante, por ejemplo, tener la libertad de realizar las tareas desde cualquier ubicación con conexión a Internet, porque permite gestionar mejor el equilibrio entre trabajo y vida personal. Para la empresa, esto significa menores costos operativos ya que reduce los gastos asociados con el mantenimiento de oficinas físicas, como alquiler, servicios públicos y suministros de oficina.
El futuro del trabajo en modo virtual lograría, además, mayor productividad al eliminar desplazamientos y distracciones comunes en el entorno de oficina. A esto se suma una amplia disponibilidad del talento, porque podrían acceder a un talento diverso y altamente calificado sin verse limitadas por la ubicación geográfica, lo que puede mejorar la calidad de la fuerza laboral.
Pero ¿qué pasaría si en el futuro del trabajo con la virtualidad también se incrementara el aislamiento y la falta de colaboración? Los trabajadores virtuales pueden sentirse aislados al no interactuar físicamente con sus colegas. Esto puede afectar negativamente la colaboración y el trabajo en equipo. También la comunicación a través de medios digitales puede llevar a una menor claridad en las instrucciones. Así que se afectaría la eficiencia y la calidad del trabajo.
De otra parte, la colaboración directa en la presencialidad facilita la comunicación cara a cara. Esto fomenta la colaboración entre colegas, lo que puede conducir a una mayor cohesión de equipo y creatividad. Cabe mencionar un punto muy importante, la interacción regular en el lugar de trabajo promueve el desarrollo de una cultura organizacional sólida. Aquí los valores, normas y objetivos compartidos se comunican y refuerzan más fácilmente.
En última instancia, tanto el trabajo virtual como el presencial tienen sus propios encantos y desafíos para el futuro del trabajo. ¿Con cuál te quedas? En ”Historias que nutren” presentamos a Tania Monroy y Carlos Romero dos expertos en gestión del recurso humano que han liderado los procesos del trabajo virtual y presencial con equipos de alto rendimiento para que nos den una visión completa de este tema. En este episodio nos contarán:
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