La alimentación de los recién nacidos es un tema de vital importancia porque establece las bases para su salud y desarrollo en los primeros meses de vida. Desde que existe la industria de los alimentos, hemos sido testigos de cómo ésta puede influir en las decisiones que toman las madres al momento de optar por la alimentación recién nacidos.
Un caso emblemático es la promoción de la leche de fórmula en lugar de la leche materna, un ejemplo de cómo los intereses comerciales pueden distorsionar la alimentación de los recién nacidos.
La primera fórmula comercial para bebés fue desarrollada en 1860 por el químico alemán Justus von Leibig. Se trataba de una fórmula en polvo a base de harina de trigo preparada con leche de vaca.
Sin embargo, fue durante el siglo XX, que la industria alimentaria se convirtió en protagonista de una transformación significativa en la alimentación de los bebés.
Antes de la aparición de las fórmulas infantiles, la leche materna era la única fuente de alimentación de los recién nacidos, la cual siempre ha sido una fuente natural de nutrientes esenciales, anticuerpos y un vínculo emocional fundamental entre la madre y el bebé.
Estos productos prometían ser una alternativa conveniente y nutritiva para las madres que no podían amamantar. La industria de alimentos comenzó a comercializar estas fórmulas con estrategias de marketing agresivas, a menudo con afirmaciones exageradas sobre sus beneficios en comparación con la leche materna.
La publicidad confundió a muchas madres sobre cuál era la mejor opción para alimentar a sus bebés. Los anuncios de fórmulas infantiles a menudo presentaban médicos o personas vestidas como profesionales de la salud, lo que sugería que estas fórmulas eran recomendadas por expertos médicos.
La industria de alimentos también patrocinó estudios que supuestamente respaldaban sus afirmaciones sobre la superioridad de las fórmulas infantiles. Estos estudios a menudo carecían de rigor científico y estaban diseñados para promocionar sus productos.
La promoción excesiva de las fórmulas infantiles tuvo graves consecuencias para la salud y la alimentación de los recién nacidos y los niños pequeños. En muchos casos, las madres optaron por la leche de fórmula en lugar de la leche materna, creyendo erróneamente que era una elección más saludable.
Esto privó a los bebés de los beneficios invaluables de la leche materna, que incluyen la protección contra infecciones, el desarrollo adecuado del sistema inmunológico y un vínculo emocional crucial con la madre.
Además, la leche de fórmula no puede replicar completamente la composición única de la leche materna. La leche materna contiene una variedad de nutrientes y compuestos bioactivos que son esenciales para el crecimiento y el desarrollo óptimos del bebé.
Estos componentes no pueden ser igualados por las fórmulas infantiles. Así que la leche materna sigue siendo la mejor opción para la alimentación de los recién nacidos.
Para saber más sobre la alimentación de los recién nacidos y la importancia de la leche materna, te invitamos a escuchar este episodio de nuestro podcast “Historias Que Nutren” con los conceptos de la experta Érika Urbáez